Los Hijos del Bosque son los habitantes originarios de
Poniente, quienes vivían en el continente mucho antes de la llegada de los
Primeros Hombres durante la Era del Amanecer. Se estima su existencia desde al
menos doce mil años antes del Desembarco de Aegon; aunque su procedencia es
desconocida, existían también junto con otras razas antiguas, como los
gigantes.
Los gigantes les llamaban woh dak nag gram, "pequeña
gente ardilla". Ellos se llaman a sí mismos "aquellos que cantan las
canciones de la tierra" en la Verdadera Lengua.
Los hijos del bosque eran de baja estatura, alcanzado los
adultos la altura de un niño de la época descrita en Canción de Hielo y Fuego.
Su piel era del color de la avellana, moteada con pálidas manchas como las de
los ciervos. Eran ligeros, rápidos y gráciles. Tenían tres dedos y un pulgar,
con garras negras en vez de uñas. Poseían grandes orejas con las cuales podían
oir cosas que se les escapaban a los humanos. Por lo general tenían grandes y
alargados ojos de gato del color del oro con la pupila rasgada. Este rasgo les
permitía ver en la oscuridad, de ahí a que llevaran un estilo de vida nocturna.
Algunos pocos poseían ojos rojos o verdes, rasgo que los caracterizaba como
verdevidentes. Sus vidas son muy largas, aunque se desconoce hasta qué edad
pueden vivir. Se dice de sus voces que son tan puras como el aire del invierno.
Vivían en los bosques, en cuevas y en islas en los lagos,
sin construir pueblos o fortificaciones.
Su mundo era el bosque, que les daba la ropa (hojas y
cortezas) y en el cual cazaban ambos sexos por igual. Las armas que empleaban
en la caza eran cuchillos de vidriagón u obsidiana, arcos de madera de arciano
con puntas de flecha de vidriagón y trampas, ya que no trabajaban el metal.
Pero sin duda lo más característico de los hijos del bosque era su religión,
que aún perdura de cierta forma hasta la época actual. Adoraban a los dioses
del bosque, el arroyo y la piedra, a los dioses sin nombre. Sus sabios, los
verdevidentes, tallaban rostros en los arcianos para vigilar el bosque y
dominaban algún tipo de magia. También realizaban tallas en las cuevas.
Las leyendas los dotan de poderes sobrenaturales y magia;
tenían control sobre los árboles, la capacidad de entrar en la piel de un
animal, la habilidad para crear una música tan bella como para hacer llorar a
todo aquel que escuchara sus canciones, la verdevidencia (aunque los maestres
creen que se trata de un tipo de conocimiento, no de magia) y la habilidad de
hablar con los muertos. Cuando mueren se unen y convierten en parte de sus
dioses.
Tras la llegada de los Primeros Hombres desde el este,
trataron de combatirlos y expulsarlos, luego de que éstos destruyeran y talaran
sus arcianos con rostros tallados. Uno de sus primeros actos fue la destrucción
mediante magia de la comunicación terrestre entre los dos continentes, de lo
cual resultó en el Brazo Roto de Dorne. Pero no fue suficiente y la guerra
prosiguió, con ventaja para los Primeros Hombres, más fuertes y con armas más
mortíferas que la madera y el vidriagón. Finalmente los Hijos del Bosque y los
Primeros Hombres logran un Pacto que termina con la guerra y comiezan cuatro
mil años de paz y amistad interrumpidos abruptamente por la Larga Noche y la
Batalla por el Amanecer.
Posteriormente, hace unos seis mil años, la llegada de los
Ándalos dio inicio a una nueva guerra que duró cientos de años y en la que
finalmente los Primeros Hombres y los Hijos del Bosque fueron doblegados y la
religión de los Siete se impuso en todos los reinos salvo en el reino de los Stark
del Norte que se defendieron gracias a la construcción de Foso Cailin.
En cuanto a los hijos del bosque, los Ándalos los mataron
allí donde los encontraron, y destruyeron los arcianos y los rostros tallados,
de tal forma que en tiempos de Canción los arcianos han desaparecido
prácticamente de las tierras del sur. Los Hijos huyeron hacia el norte más allá
del Muro, donde también se refugiaron los lobos huargos y los gigantes.
Es posible que los Hijos del Bosque tengan alguna relación
con los Ifequevron o caminantes del bosque de Essos, los anteriores habitantes
de los Reinos de los Ifequevron. El asentamiento de estos ya en ruinas, Vaes
Leisi, esta compuesto de arboles tallados y grutas encantadas. Algunos maestres
creen que estuvieron emparentados.
Existencia actual
Aunque la gente en los Siete Reinos cree que los Hijos del
Bosque se han extinguido, hay algunos que todavía persisten en el mundo de los
hombres. Un remanente de su población, sesenta Hijos, se encuentra al norte del
Muro, en un sistema de cuevas, debajo de una colina.
Hijos del Bosque conocidos
Hoja
Ceniza
Escamas
Cuchillo Negro
Pelo de Nieve
Tizón
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